Con la muerte del director de orquesta italiano Claudio Abbado, ocurrida el lunes en Bolonia a los 80 años, la batuta perdió a uno de sus principales exponentes.

Su fama saltó a nivel internacional en 1960, cuando debutó al frente de La Scala de Milán a los 27 años; seis más tarde, guió por primera vez a la Filarmónica de Berlín, invitado por Herbert von Karajan. En su dilatada carrera, de más de 50 años, condujo La Scala entre 1968 y 1986 y la Staatsoper de Viena hasta 1991; entre 1979 y 1987 estuvo al frente de la Orquesta Sinfónica de Londres y en 1978, fundó la Orquesta de la Juventud de la Unión Europea.

El tradicional homenaje que hace el teatro de Milán, a los directores fallecidos que pasaron por el coliseo, será conducido por el maestro argentino Daniel Barenboim el lunes, cuando ejecute la Marcha Fúnebre de la Sinfonía Heroica de Ludwig Van Beethoven, a sala vacía y puertas abiertas, para que lo escuche el público desde la calle.